Patio Principal

Llegé con felicidad a la torre de Kazlunn, trás dejar mi maleta en una habitación, bajé al patio, Fabo estaba sentado en mi hombro, feliz y sonriente, al igaul que yo, aleteé suavemente para desengarrotar mis alas. Me senté en el césped, mi vestido corto abierto por las piernas y que llegaba a su fin 10 cm antes de las rodillas era perfecto para el clima veraniego que teníamos, me tumbé y cerré los ojos, dejé que mi cabello morado vagara libre por la hierba, al igual que mi imaginación.

El primero en responder fue Favo, rápido como siempre, se puso de pié y se llevó una mano a la frente en algo parecido a un saludo militar, <<¡Hola hola!>> Yo, mientras tanto abrí los ojos, y me incorporé, haciendo que el pequeño duende se callera de mi hombro, pero detuve su caída con mis manos.

-Hola, maestra.

Sonreí y asentí, mientrás Fabo, orgulloso como el solo, se puso en pie rápidamente, aúnn mis manos, se sacudió la ligera ropa verde y, muy alegre por que le prestaran atención, exlamó. <<¡Me llamo Fabo!¡Soy un duende!>>

-No está nada mal, sobre todo si a lo que estás acostumbrada es a dormir al raso, aunque son hermosa slas estrellas, se agradece tener un techo en el que poder descansar.
Fabo corrió por mi hombro y mis cuello escalo por mi cabeza y se sentó cerca de mi brente, entre las dos antenas, su nuevo lugar favorito. Me levanté y el se agarró a ellas, hize una pequeña inclinación.

-Gracias por acojerme en la Torre de Kazlunn

-Ok, maestra ^^
Sonreí ante su petición.
-Aparte de hacer cosas curativas, se crear algo de fuego.-Extendí una mano y una pequeña llama se formó en mi mano- El agua es algo que se me escapa, pero lo que me encanta hacer es esto.-Cojí una pequeña semilla que llevaba en la bolsa, la hice levitar y la dejé en el suelo, puse mis manos en la tierra y la semilla se hundió en ella, minutos después, una joven haya había crecido, depués de susurrar unas palabras, una de las ramas se acercó hasta mi y bajó, me pude sentar con ella y acaricié al joven árbol. -Poco más se hacer, puedo hacer levitar cosas de hasta el tamaño de un ciervo, un pequeño hechizo de fuego fatuo. Nunca he necesitado nada más, pero después de hacer esto, la verdad es que estoy cansada.
Sonreí un poco, sabía que mi poder mágico no era mucho pero eso era algo que nunca me había molestado.

-Ya, los magos son una especie en peligro de extinción... A propósito, puedes llamarme Namrell, o simplemente Nam.

Miré también al cielo, un águila ajitaba sus alas en libertad.

-Solo es cuestión de tiempo, todo resurje, todo volverá a ser lo que era, pero mejor, esto es una prueba de la naturaleza.

Suspiré yo también, pero como era algo difícil en mi carácter me animé.

-¡Maestra, ¿podre aumentar mi poder con las clases?! Se que no soy muy fuerte mágicamente, pero haré todo lo posible por ayudar.

-Sip, de la zona más cercana al bosque de Awa, mi madre es feérica. Los ganti son la gente más peculiar que puedas conocer, la verdad, aunqque cada raza tiene sus encantos por supuesto.
Moví un poco mis piernas, me quité las botas de cuero que estaban sujetas por correas y dejé descansar mis pies con la brisa fresca.
-¿Tu de donde eres maestra?

Comprendí al instante que había mencionado algo que había despertado recuerdos en mi maestra, y no muy agradables.
-No se que te pasó maestra, o que te pasa, pero no debemos entristecernos por cosas que ya pasaron o darle la espalda a la vida por cosas que suceden y que no nos agradan, hay un dicho bárbaro que dice: "El enemigo es como un durm (animal cuadrúpedo de grandes cuernos), hay que cojerlo por los cuernos y mirarlo a los ojos para poder vencerlo".
Me levanté y me senté a su lado, apoyando la cabeza en las rodillas, que estaban encogidas, miraba al horizonte.

<<¡Un gato!>> Fabo dio un bote enorme y calló rodando de mi cabeza, rebotó en mi pecho y fue a parar al suelo, con una cara un poco de incosciente, lo cojí con cuidado de la ropa, levantándole en el aire.

-Hay fab, tienes que tener más cuidado, un día de estos te me desnucas.

Cambié de postura y estiré las piernas, puse a Fabo en una de ellas, con un geto de reprovación. Miré hacía mi maestra cuando dijo aquello.

-¿Aburrimiento?¿Estando yo aqui? Vale, no podremos montar una fiesta pero eso no sos impide divertirnos (^O^)

Empecé a hacerle cosquillas a mi maestra en los costados.

-Sufreeee, muajajajaja.

-Eyyyy, tengo un arma secreta, jajajaa. ¡Fabo! ¿Hazle cosquillas a la maestra!

A mi orden, Fabo, que había quedado erlegado en el suelo, se lanzó contra sophia, divertido y comenzó a hacerle cosquillas en los costados, el cuello, las axilas...

-¡¡Aaaaahhh!! ¡¡Fabooo, Faboo!! (O.O)

Corrí hacia el gato de la maestra gritando, hay pobre Fabo, ¿de verdad había sido tragado por un gato? (T_T) Conseguí abrirle con cuidado la boca al gato de Sophia, Neko, y Fabo salió húmedo, medio muerto del susto, y se desmayó en mis manos, respiraba agitadamente, tenía todo el pelo desparramado, porque su coleta se había soltado, miré en el suelo y divisé la pequeña cinta verde que usaba para atárselo, me la guardé en un bolsillo.

-Tu gato casi aniquila a Fabo, espero que no se halla echo daño en la boca con el cuerno que este duende tiene en la frente. (Vaya susto, por los seis dioses... (T_T))

El pobre Fabo, con una nueva gatofobia presente, se levantó de un salto al ver al gato, chillando, escaló por mi cuerpo y se agarró a mi cuello, escondiéndose entre mi pelo.

-Si que le ha metido miedo a Fabo, jajajaja.

Fabo enseguida resplicó <<Eh, ¿que harías tu si una craitura grande y peluda intentara comerte?>> Reí entre dientes y miré a la maestra.

-¿Como funcion a el castillo si está vacío?