Despacho de Sophia Van Desta.

Apoyé las manos en la pared y bajé la cabeza, entonces me dí cuenta de un detalle imporante, la ventana estaba abierta, cojí a Fabo popr la ropa y lo saqué fuera, por la ventana, coom yo pensaba, vomitó. <<No quiero más viajeecitos...>>

-Yo ya estoy bien, no pasa nada... He pasado por la fase de las náuseas, se contenerlas.

Me acordé de un detalle del que prefería no haberme acordado, al menos hoy, pero exteriormente estaba igual.

Off:(Lo censuro básicamente porque no se que poner)

<<Fabo haría ***** en Idhún mienrtras ****** y ******* con tal de no vovlver a hacer eso>>

-¡No seas malhablado Fabo!¡Un respeto!

Me enfadé un poco con Fabo al decir aquellas cosas, lo cojí y lo metí en el bolsillo de mi vestido, not ardó en saquar los brazos y la cabeza para mirar al exterior.

-Ok maestra, iré a curiosear por ahí, y no tocaré nada...

Me fui de el despacho lentamente, dispuesta a explorar la Torre.

Llamé tímidamente a la puerta.

-Maestra, ¿puedo entrar?

-Maestra es... ¿puedo regresar ya a la torre de kazlunn?

No quería comentarle mi encuentro con aquel chico, el nuevo alumno de Sophia, que había resultado ser humano, y por encima igual a Él, oh, Darô, no se donde estás pero nunca te perdonaré lo que me hicistes. Fabo me acarició con cariño el cuello, pues estaba sentado en mi hombro. <<Tranquila Nam, tranquila...>> Le agradecí silenciosamente a mi pequeño amigo la ayuda.

"¡VICTORIA! Tiene que ser esa puerta" pense
Aun con las instrucciones de David el Gnomo yo habia conseguido perderme y habia estado bastante tiempo buscando la habitacion de la directora.
hbia legado a la conclucion de que el anterior episodio con la feerica era todo un malentendido, seguro que habia tenido un golpe de calor o algo, el desiero no estaba hecho para feericos.
Rapidamente llegue hasta la puerta y llame con fuerza.

"Oh, no, ya a encontrado el despacho de la directora" Sin darme tiempo a irme, el nuevo alumno ya había encontrado el despacho de la maestra.

Abrí la puerta con respeto, sorprendido ante la majestuosa habitación. La habitación se dividía en dos plantas, la segundo me era imposible de ver, en el otro extremo de la habitación había un escritorio de caoba, tan repleto de papeles que hubiera sido imposible ver a la persona que se sentaba frente a ella si no hubieran estado tan bien ordenados.
La mujer que estaba sentada al otro lado también me impresiono, era una mujer alta de pelo castaño y de mirada dura. Nada fuera de lo normal, pero había algo en ella que por alguna inexplicable razón te daba el impulso de arrodillarte y jurar lealtad, no parecía una mujer con la que se pudiera jugar. Me quite la capucha y hice una breve inclinación de cabeza, en señal de respeto.
-Mi nombre es Tristan, mi maestro os envió una carta- me presente
Por el rabillo del ojo vi a la semi-feerica, por un momento temí que montara otra escena.

Respiré hondo y procuré no mirarle, en silencio, me retiré del despacho de la maestra a esperar que se fuera.

-Volveré luego maestra

No me sorprendí cuando Sophia me agarró. No me dí la vuelta, pero le respondí la verdad, con una voz queda.

-No puedo estar en la misma habitación que ese chico.

Permanecí en silencio, ajeno a la discusión que habia al otro lado de la puerta.
-Solo quería presentarme, si mi maestro hablo bien de mi no es nada comparable a como hablo el de usted...maestra- me costo llamarla así, pues de cierta manera era dejar de lado al viejo.
-Ademas me gustaría saber la fecha del comienzo de las clases.

Me encogí de hombros, la verdad es que la semi-feerica ni me había dado oportunidad de hablar con ella.
- No se me ocurre nada, pero estoi seguro de que es la primera vez que la veo. De todas maneras yo creo que ya me voi, ella estaba hablando con usted antes de mi aparición, seguro que tiene prisa- dije, con un amago de sonrisa.
A medio camino de la puerta me pare de golpe.
-¿Me puede decir como se llama ella, Maestra?

Suspiré y entré en el despacho de nuevo silenciosamente, me coloqué lo más lejanamente de el humano que pude.

-Maestra, habría que volver, ¿Y si viene un nuevo alumno y se encuentra la torre vacía?